Carta de un hijo de Yolanda Vargas Dulché a su madre
Querida Mamá:
Sé que no tengo ni sombra de tu gran virtud de escribir. Sin embargo sigo tu consejo y escribo lo que siento para poder deshogarme con los que se interesen. No puedo describir el gran espacio que me dejaste en tantas cosas que ahora con tu ausencia rebotan en mi mente luchando como prioridad.
Quiero reemplazar tu ausencia y no puedo más que volver a recordarte como la maravillosa madre que fuiste, atendiéndonos celosamente hasta el último detalle, sin descuidar tus labores como gran escritora que por más de 60 años de arduo trabajo cosechaste éxito tras éxito.
Pero sobre todo te recuerdo por tu compromiso con Memín, ya que a través de él reflejaste ese carácter alegre que llevaste lo mismo en la pobreza que en la riqueza y con sus ocurrencias nos recordabas la prioridad de vivir día a día scaándole jugo a todo lo que te rodeaba.
Como en el cariño de Memín con sus amistades --Carlitos, Ernesto, Ricardo y Trifón--, nos señalabas la trascendencia de la amistad, sin importar de donde vienen ni que tienen. Simplemente la amistad pura que ofreciste siempre y que hizo que la casa siempre fuera un centro de felicidad.
En el Memín mexicano nos recuerdas lo maravilloso del pueblo en que vivimos, que a pesar de su pobreza Memín vivía feliz sacándole jugo a sus copstumbres y sus creencias. Pero sobre todo el amor a su Má´linda , amor con el que me enseñaste a quererte en la misma forma.
No necesito imaginar que hubier sentido Memín al perder a su Má Linda pues lo estoy viviendo.
Gracias por habernos enseñado a ser felices, tanto a los que estuvimos cerca de ti como los que te leímos.
"Te lloro con todo mi ser... me hace falta más ser para poder llorar todo lo que te quiero"
Tu hijo Iddar.
Proceso 1190/ 22 de agosto de 1999